Echando la vista atrás, cuando pensamos en el hombre primitivo, aquel que vivía en los bosques y cazaba para alimentarse, nos damos cuenta de que sus necesidades eran también bastante primitivas. De ahí que las que se conocen como necesidades básicas humanas sean las relacionadas con la supervivencia: alimentarse, hidratarse, dormir, protegerse de peligros mortales, eliminar desechos corporales y quizás mantener relaciones sexuales para asegurarse de la perpetuación de la especie.

Pero a medida que el ser humano evoluciona, esas necesidades acaban siendo cubiertas sin apenas esforzarnos o darnos cuenta por lo que nuestra mente deja de pensar sobre como cubrirlas y empieza a dedicarse a otras cosas. Y es ahí donde nos encontramos, usamos la cabeza para pensar, la mayoría de las veces en exceso, sobre algo que no es necesario. Nos olvidamos de lo realmente importante, no conocemos nuestras necesidades actuales y por lo tanto no las cubrimos. De ahí que una gran mayoría de la población acabe teniendo problemas de salud tanto física como emocional.

Por lo que, ¿cuáles serían las necesidades básicas para favorecer una buena salud emocional?

Mover tu cuerpo

El cuerpo humano necesita movimiento. En la actualidad, los humanos somos cada vez más sedentarios y esto afecta enormemente a la salud. El ejercicio físico aumenta el flujo de sangre enviado al cerebro, mejora el estado de ánimo, aumenta la motivación e influye en el sistema límbico: el hipocampo (relacionado con la memoria) y la amígdala (relacionada con la regulación emocional). Por todo esto es que mantener un nivel de ejercicio diario es imprescindible, junto a otros factores, para disfrutar de una buena salud mental.

Comer comida real

La gran mayoría de la comida que consumimos ha sido procesada y manipulada. Cada vez nos alimentamos menos con productos naturales, sin envasar o sin etiquetas que nos indiquen su valor nutricional, cuando justo son esos alimentos, “sin etiqueta” ni envoltorio, los más puros y saludables. Problemas como la depresión y la ansiedad suelen ir acompañados de deficiencias nutricionales. Además, muchos otros trastornos psicológicos actuales podrían reducirse con la ayuda de una buena alimentación. Existe una conexión entre nuestro estómago, nuestro cerebro y nuestra salud emocional. Una buena nutrición favorece a una buena salud, incluida la salud mental.

Oportunidad de sueño real

El cerebro se limpia de toxinas durante el sueño, por lo que cuantas menos horas de sueño, menos limpieza se realiza y menos se recupera para el siguiente día, por eso es importante poder tener la oportunidad de dormir entre 7 y 8 horas al día. Pero además de la cantidad, es muy importante la calidad de dicho sueño, es decir, que sea reparador. Para conseguir un sueño reparador es necesario mantener una buena alimentación, ejercicio físico y reducir el uso de las nuevas tecnologías (móviles, ordenadores, televisión).

Cultivar las relaciones sociales

Somos seres sociales, necesitamos de los demás, pero no solo recibir de ellos. Algo realmente valioso es lo que aportamos a las personas de nuestro alrededor. Los humanos nos organizamos en red, lo que aportas o la manera en la que influyes en una persona será transmitido a otro u otros y de estos a otros, y a otros, etc. Cultivar estas relaciones sociales y hacerlas significativas favorece a los demás, pero también a nuestra propia salud, ya que en algún momento seremos parte de esos “otros”. Por lo que podríamos preguntarnos qué es lo que estamos haciendo o qué estamos aportando a nuestra red social.

Hacer prácticas de consciencia

Estar presente aquí y ahora. La sociedad actual no está acostumbrada a vivir en el presente, nos pasamos el día pensando en lo que pasó o en lo que ha de pasar, y vivimos en función de eso. Esto es algo problemático, ya que nunca nos dedicamos a ser plenamente conscientes de lo que está pasando en este preciso momento, de lo que estamos experimentando, viendo, oliendo, disfrutando o incluso sufriendo. El exceso de pensamiento (aquel que no es necesario para sobrevivir) y por lo tanto, la perdida de consciencia del momento presente, puede llegar a perjudicar gravemente la salud emocional.

Reducir toxinas

Reducir el consumo de drogas, alcohol, tabaco, que son innecesarios e incluso tóxicos para nuestro organismo. Incluso muchos de los medicamentos que utilizamos son innecesarios, no permitimos a nuestro organismo que se equilibre por sí mismo, lo manipulamos a conciencia con sustancias tóxicas, de las cuales acabamos siendo dependientes en la mayoría de los casos. A su vez, también es importante disminuir la influencia de toxinas sociales, es decir, personas o situaciones que no nos benefician.

Realizar actos significativos

No es necesario hacer grandes esfuerzos, simplemente poner todo el amor que uno tiene en pequeñas cosas diarias, en las interacciones con los demás, durante el desarrollo del trabajo o estudios, al hacer algo por o para alguien, etc. Lo importante es que esos actos que se realicen vayan encaminados a potenciar lo que de verdad nos importa, lo que realmente valoramos.

Practicar autocompasión

Cuántas veces nos culpamos, nos exigimos, nos obligamos a hacer algo o nos enfadamos con nosotros mismos por pasar por determinadas situaciones. Practicar la autocompasión, mirarse, entenderse, perdonarse, abrazarse y estar al lado de uno mismo, tratarse con amabilidad, respeto y cariño, y no abandonarse forman parte de lo más bello y más sano que podemos hacer por nosotros mismos.

“Piensa en la persona que, cuando eras pequeño, te quería con locura. ¿Qué estaba dispuesto a hacer por ti? ¿Qué te impide empezar a estar dispuesto a hacerlo tú por ti mismo?”

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